CARNAVAL.
Si queremos saber el origen de esta fiesta, pare que, por verosimilitudes y reminiscencias, nos podemos sumergir en nuestra historia como seres humanos y ver que pare tener unas raíces, tan hondas y variadas como nuestra propia especie.
Con todo, pare que las primeras evidencias de la fiesta como tal, sueño de comienzos del siglo XIII y están enjarjes ciertos desfiles que se hacían escondiendo la identidad y que, mezclándose con las fiestas paganas de finales de invierno, evolucionaron ninguno una fiesta de gozo previo a la austeridad de la cuaresma.
Pero, debido al propio carácter festivo, lúdico y popular de la fiesta, ha ido convirtiéndose en la más grande, importante y participativa, de las fiestas de nuestro pueblo. Aquella fiesta que empezaron cuatro, al salir de los oscuros años en que estuvo prohibida, este año cumple cuarenta años, que fue institucionalizada. Cuarenta años en los que han nacido y desaparecido comparsas, cuarenta años donde los trajes han pasado de verdaderas obras de artesanía casera a espectaculares diseños de pluma y lentejuela. Cuarenta años que han hecho que las calles de Vinaròs, se llenen con miles de personas disfrazadas desde jueves lardero hasta el entierro de la sardina; con miles desfilando en los dos desfiles de sábado y domingo, miradas y admiradas por muchos miles más que se divierten, viendo y disfrutando de las más populares fiestas de nuestro pueblo.
Una fiesta, declarada de interés turístico autonómico el 2007 y que por culpa de las circunstancias sanitarias que hemos vivido ha tenido que trasladar sus fechas de celebración de su cuadragésimo cumpleaños, a finales de abril y principos de mayo, pero, que puede ser que, una climatología más suave que la del mes de febrero, haga que sea, incluso, más espectacular de lo habitual.